A la luz de la Luna

Lo miró sin emoción alguna.

- ¿Qué padeces?

- Padezco de gula - dijo sin arrepentimiento, preparado para cualquier dolor.

Soltó una carcajada. Padece de gula, pero no se nota. Colocó su mano derecha en su garganta y apretó, mirándolo a los ojos. Fijamente, sin quitarle la mirada.

Sintió que su respiración se pausaba...y la voz no le salía. Entrecerró los ojos al sentir dolor...por fin...había sido víctima de sus propias palabras, el destino había elegido que ella lo matara, pero en el fondo se había suicidado. Llegó a pensar...a olvidar todos los deseos de morir que tenía. Por qué ella...si era...tan buena... La veía tan distinta...pero no demostró temor alguno en su rostro...sólo en sus ojos...alcanzaron a caer dos lágrimas...

Le soltó el cuello. Observó que lágrimas caían de los ojos de Enrik, por lo que las secó con cuidado. Lo acunó en sus brazos, comenzando a mecerse, esperando que retomara el aire que le había faltado. Sonrió con algo de pena.

- Ya estás curado

A punto de sentir que lo asfixiaría, ella lo soltó. ¿Curado? A qué se refería con eso...él no lo sabía...pero en sus brazos...no le importa...y estaba feliz...porque ella era la misma de siempre. Odio los cambios...


- ¿Qué fue eso..? - preguntó dudoso

- Padecías de gula... pues, te curé... Cuando la gente está proxima a la muerte, suele dejar de ser como era...

Le besó la frente, mientras lo mantenía aún entre sus brazos. Lo acunaba lentamente, tarareando.

- ¿Significa que ya no seré como antes? - dijo pensando en si mismo, en su locura y en su neurosis.


Hizo una prueba: se puso a pensar en que le picaba todo el cuerpo...y aguantó...aguanto tres segundos y estalló en picazón. Comprobó que la frase no era tan literal después de todo.

Vio que comenzaba a rascarse y rió levemente. Le besó la frente. Así quizás se calmaría. Luego le sonrió.

- Solo en lo de la gula... La neurosis no es algo que puedas controlar, amour

Cuando lo llamó así sintió calor en su rostro, como si estuviera hirviendo o volcanes se estuvieran formando en su superficie. Le había gustado...se sentía...querido, que le brindaban cariño, y la a vez quería que sólo ella lo dijera...permaneció petrificado mientras ella lo besaba, sus labios eran tan suaves...y tenían alguna especie de poder curativo...se puso a jugar con los dedos de sus manos.

Se acercó... y le besó los labios. Luego se separó y lo miró a los ojos.

- Eres... tierno -sonrió

Sentir sus labios pegados a los de ella le fascinaba...en su interior se lamentó de que hubiera durado tan poco. Se sonrojó más aún. Creyó sentir una gota de sudor rodar desde su frente hacia su mentón.


- ¿Tu crees...? - dijo en tono avergonzado

Lo vio sonrojarse y se sintió tentada a acercarse y besarlo de nuevo. Aunque debía conservar la compostura. Despues de todo, ¿quién ha visto a una psicópata darle besos tiernos a alguien? Le sonrió.

- Si.. creo que eres muy tierno.. Algo alocado y neurótico -dejó escapar una carcajada- , pero tierno

No comprendía por qué ella lo besaba...y sin embargo, ante la rareza y la impredecible maniobra de este acto, él no hacía nada más que recibirlo. Sin explicación alguna le encantaba...o quizás era que Enrik no podía explicarlo, no podía describir lo que se sentía ser querido, no podía pues para ello necesitaba compararlo...y él...nunca había sido querido...



- M-me gustan...t-tus...b-besos... - le dijo con el rostro más sonrojado y la voz entrecortada por la vergüenza que sentía.



Se estiraba la piel que rodea a las uñas de la mano derecha utilizando la uña del dedo índice de su mano izquierda.

Le sonrió cálidamente. Se le notaba nervioso. Y demasiado sonrojado luego de decir eso. Notó que jugaba con sus manos, por lo que las tomó y las miró unos segundos. Algo lastimadas. Levantó la mirada y la clavó en sus ojos. Se acercó a él y le besó la mejilla.

Sus besos tenían alguna especie de don curativo...o algo por el estilo era lo que sentía con cada uno de ellos. Si en ese momento se le concediera un deseo...por favor...te lo ruego... Sacudió la cabeza alejándose de sus recuerdos.

Le tomó de los lados de su rostro, impidiendo que siguiera sacudiendo su cabeza, y obligándolo a mirarla a los ojos. Le besó la punta de la nariz.

- ¿Qué te sucede...?

- Estaba recordando... - dijo al mirarla a los ojos, en los que no podía ocultarse, en los que se sentía rodeado, penetrado por esa mirada tan calma, tan generosa, de la que emanaba una sensación extraña que hacía que no se pudiera resistir.

- Vale

Le soltó el rostro, y le sonrió de medio lado. Se preguntaba qué podría ser eso que lo agobiaba. Eso que constantemente recordaba. ¿Es que tan triste era su pasado? Seguramente era eso. No pensaba en otra alternativa.

La frialdad y desinterés con que ella le respondía le recordaba...le recordaba a tanta gente...pero ella...de algún modo...sabía cómo hacerlo sentir bien...tenía ese conocimiento oculto. ¿Por qué nadie lo hacía? Incapaz de sentirse bien era como había llegado hasta el día de hoy.


- ¿Vamos a la cascada? - preguntó al recordar que esa era la propuesta inicial

- ¿Algún lugar menos.. cursi?

Dejó escapar una carcajada.

- Um... - se detuvo a pensar en algún lugar...ya había olvidado lo cursi de la cascada, pero no conocía mucho de los alrededores...quizás...



Su estómago hizo ruido, bastante audible a unos metros, quizás Katty lo habría notado.

- Hambre, ¿Ah? Sería mejor ir a saciarte

Se puso de pie, estirando su mano hacia él, esperando que la tomara.

Se sonrojó un poco cuando sus sospechas se hicieron verdaderes.

- ¿En dónde...? no conozco mucho el lugar... - dijo para que ella ofreciera

Lo miró, pensando un poco. Quizás un restaurante. O una tienda de comida.

- ¿Qué quieres comer?