A la luz de la Luna

Luego de dar un extenuante pase por los alrededores, ya de noche, decidió que era hora de descansar. Y qué mejor que un lugar tranquilo, sereno y sin seres vivientes que te acosen. Sonrió al ver que llegaba al cementerio. El olor a muerte en el aire le era devastadoramente componente. Sentía que estaba en casa. Abrió los brazos, aspirando con fuerza. Luego comenzó a pasear entre las tumbas. Las estatuas de ángeles y cruces le significaban una obra de arte.
Observó un enorme ángel con los brazos abiertos. Se sintió imperiosamente atraída. Se acercó a él, y se puso de pie sobre la base que lo sostenía. Acarició el rostro de yeso. Y observó fijamente la mirada vacía y fija. Rozó el cabello congelado y frío. Sonriente, se dejó caer sobre los brazos abiertos del angel. En una vista exterior, parecía que el ángel la sostenía y la salvaba de caerse.

- ¡Oh, ángel, déjame morir! -fingió una frase teatral, colocando su mano izquierda sobre su frente y fingiendo un padecimiento doloroso.

Iba caminando por entre las tumbas, una rama se le enganchó en el pie derecho y se cayó. Se levantó y se limpió la tierra del rostro. Mientras lo hacía sintió un ruido, a lo lejos una figura se acercaba a una estatua. Fue a observar moviéndose con tranquilidad, justo por el camino más céntrico hacia esa dirección. Una tumba estaba mucho más cerca de otra que las demás, lo que le disgustó y trató de no ver para no sentir ese intenso dolor que le causaban esas cosas. Ya cerca, vio a Katty en los brazos del ángel, haciendo una imitación burlona de una obra de teatro. Se rió con la boca cerrada, tapándola con el puño cerrado.

Abrió los ojos, bajando los brazos y mirando al cielo. Bien que si el ángel que la sostenía no la dejaba morir, moriría sola. Se sentía pronta a caerse y matarse del golpe. Aunque estaba cómoda. Se preguntó si realmente se podría sentir tan cómodo en los brazos de los seres divinos. Si la tranquilidad y el cariño se podrían transmitir tan facilmente. Miró sus brazos.
Suspiró, dejando caer su cabeza hacia atrás, mirando directamente a la luna. Sus ojos zafiros estaban fijos en el astro. Se preguntó si ella vista de lejos parecería un cadáver en brazos de un ángel. Ángeles. ¿Existirían? Giró el rostro hacia la estatua, volviendo a acariciar su rostro con delicadeza, como si fuese un ser viviente.

Se acercó más, hasta estar detrás de ella. No parecía haberse percatado de su presencia. Le causaba gracia, aunque a la vez intriga y misterio, el hecho de su obsesión por los seres celestiales, divinos. Hizo una pasada con su mano por enfrente del rostro de Katty para distraerla.

Al ver la mano pasar frente a ella, bufó fingidamente, abrazandose a la estatua. Escondía el rostro en el cuello de piedra, sonriendo levemente. Le gustaba jugarle bromas al joven neurótico.

- Interrumpiste mi momento con mi amado

- Me pregunto los métodos que utilizará tu amado para satisfacerte... - dijo poniendo cara como si hablara en serio, aunque obviamente era una broma.

La estatua era en verdad imponente...pero con ella colgada de un costado, se sentía muy pesado del mismo lado, su hombro correspondiente le tembló y le dieron cosquillas, por lo que se rascó. Inmediatamente se rascó también el otro.

- De la misma forma en que te satisface a ti

Miró a Enrik, para luego mirar al suelo. Se sentía cómoda. Y no quería descender, aunque sabía que era de malos modales no hacerlo. Suspiró. Se preguntó cómo debería bajar sin procurar caerse.

Vio que miraba cómo bajar y no encontraba modo, se adelantó y la tomó por sus brazos sin preguntarle, casi sin mirarla, con una sonrisa tranquila y los ojos entreabiertos. La tomó con una mano por detrás del cuello y la otra por debajo de sus articulaciones en las piernas. En el instante en que iba a dejarla en el piso se detuvo. Miró a sus ojos fíjamente, le resultaban misteriosos, esa mirada seria y decidida le agradaba en cierto modo. El tiempo le significó más lento en ese momento, hasta que la dejó en el piso suavemente.

Al sentir que la ayudaba a bajar, solo pudo mirarlo fijamente. Le resultaba un tanto incómodo. Y a la vez, no. Ya en el suelo, se sacudió levemente la ropa, para luego mirar a Enrik. Le sonrió de medio lado, con su característica sonrisa misteriosa.

- Gracias por la ayuda

Se subió levemente a la base del angel, besando la mejilla de la fría estatua de yeso. Luego volvió a bajar, comenzando a caminar, mirando por sobre su hombro a Enrik.

Comenzó a seguirla por detrás. Enrik caminaba a exactos 5 metros de ella, con sus manos unidas por detrás de su espalda, inclinadas 160º en relación al eje vertical y con los puños cerrados suavemente. Le interesaba ver qué cosas haría ella, además lo ayudaba a distraerse. Caminaba guardando distancia en sus pasos de manera que todos fueran iguales y no se pasara ni un centímetro de esos 5 metros y de que ella no se percatara de su actitud neurótica.

Sonrió, mirando a la luna. Cada tanto miraba por sobre su hombro, mirando al chico. Podía ver demasiadas actitudes neuróticas. Y ninguna parecía molestarle. Pensó en la posibilidad de que el chico tuviera una pareja. Qué sería si le molestara que él fuera así. Se río por lo bajo. Sería realmente gracioso ver a una supuesta novia intentar 'enseñarle' a no ser así. Se giró sobre ella misma, caminando de espaldas, para mirar fijamente al chico.

- ¿Tienes pareja, Enrik? ¿Alguna chica que deteste tus actitudes neuróticas?

Se sonrojo un poco por lo repentino e impactante de su pregunta. Pudo mantener la mirada fija en los ojos de ella por poco tiempo, se sintió debilitado, sus pies perdieron el ángulo perfecto que guardaban y quedaron uno un poco más adelante que el otro.

- No tengo pareja...no creo que alguna lo soportaría - dijo mirando al cuello de ella para evitar sus ojos.

Genial Katty, has metido de nuevo la pata. Suspiró, bajando la mirada y deteniendo el paso. Había visto el rostro de él. Le pareció desamparado, desesperanzado. Gruñó bajo, para luego levantar el rostro y sonreírle cálidamente.

- ¿Qué no? A mi me parecen divertidas, me gusta tu neurosis

- ¿Divertidas? ¿te gustan? - miró hacia su rostro arqueando una ceja.

A todos les parecía extremadamente extraño y loco todo lo que él hacía. Era algo nuevo escuchar esto. Juntó sus pies nuevamente a como estaban antes.

Sonrió de medio lado, colocando los pies de la misma forma que él. Quizás a medio mundo podría parecerle extraño o alocado. Tantas neurosis en un solo chico. Pero a ella le resultaba divertido. Hasta tierno. Volvió a girarse y comenzar a caminar lentamente.

- Y de seguro a la mujer de tu vida, le fascinará tambien tu neurosis

Continuó siguiéndola, se quedó pensando en lo que había dicho. "La mujer de su vida"...¿existiría esa persona capaz de aguantarlo?. Tenía que existir...pero encontrarla...eso sería difícil para él...

- ¿Tu crees? -

- Si, seguro -lo miro por sobre su hombro- Y no te preocupes, aparecerá cuando menos lo esperes

Caminó un par de pasos más hasta una especie de tumba de yeso. Se recostó sobre ella, mirando al cielo. Oscuro. Frío. Con pequeños puntos de luz que nada valían. Solo la luna valía realmente. Suspiró, para luego mirar su mano.

Se sentó apuntando hacia ella, formando una línea recta equilibrada. Le siguió la vista, miraba a la luna. Realmente hermosa e imponente en la noche, tomando prestada la luz del sol para brillar de esa manera. Ella sí que no tenía sentido sin el sol.

- ¿Aparecerá o tendré que buscarla? - preguntó con total sinceridad

- Cuando las buscas, todas tienden a esconderse

Cerró los ojos, suspirando. Se sentía tranquila. El aire sereno del cementerio le daba... pasividad. Podía sentir el frío viento en su cuerpo y nada más que pequeños temblores la atosigaban. Espasmos por el frio. Y su piel erizada. Dejó salir otro suspiro, y se preguntó si el ambiente estaría tan frío como para dejar una nube de su aliento. Pero prefirio no abrir los ojos.

- Quizás la encontrarás pronto... o ya la habrás encontrado, ¡quién sabe!- aún con los ojos cerrados, hizo un extraño ademán con su mano izquierda- La cuestión es que aparecerá y punto...

- No lo creo - dijo, aunque raro, con una sonrisa y los ojos cerrados.

Los abrió y ,apoyándose con las manos en el suelo en 90º en relación con el eje horizontal, miró nuevamente a la luna.


- Jajaja - se rió honestamente - De veras no creo que vaya a encontrar tal persona, son pocas posibilidades y de veras que me han catalogado de inaguantable, en muchos lugares, no sólo en la escuela -


Pensó en su familia por un momento, sin quitar la sonrisa apretó los puños arrancando pasto.

- Pues a mi me caes bien... hasta sería tu pareja

Mantenía los ojos cerrados. Respiraba de forma pausada, tranquila. Sentía que podría quedarse dormida de un momento a otro, con el unico sonido del viento entre las tumbas. Suspiró, sintiendo un escalofrío leve.

- Jajaja - rió nuevamente - Me pregunto cómo sería eso...a mi no me caes mal... -


La observó respirar pensando en el ritmo de esto y de sus latidos. Veía como su pecho subía y bajaba. El viento era suave y frío, pero para él el clima era perfecto.

- Una rara mezcla entre... un psicópata y un neurótico... Vale... Sería raro...

Se giró, quedando recostada de lado hacia Enrik. Abrió los ojos y lo miró fijamente. Se veía cómodo en el ambiente frío. Y concentrado en ver como ella podía llegar a respirar. Suspiró, cerrando los ojos de nuevo, para que no la notara nerviosa.

Se acercó un poco más a ella y se acostó junto a ella. Le acomodó un cabello que sobresalía y no quedaba bien. Luego le rascó un poco en la mejilla donde se le había pegado un poco del césped, acabó por rascarla en la otra para terminar de equiparar.


- En verdad puede que sea raro... - le respondió con la mirada absorta en buscar aquellos rasgos que no fueran compatibles con su carácter perfeccionista, aunque casi todo estaba bien. Se sentía tranquilo.

Rió por lo bajo, sintiendo que la observaba demasiado.

- ¿Intentas inspeccionarme de cerca? ¿Estás buscando algo o intentas hacer algo conmigo indefensa?

Abrió los ojos, posando la mirada en los ojos de él.