Saciando el hambre

Iba de la mano de Katty, la seguía pues no sabía la dirección de las tiendas de alimentos. Estaba realmente hambriento...deseaba comer algo cuanto antes...su estómago hacía ruidos muy seguido y sentía que sus fuerzas se agotaban...


- ¿Falta mucho...? - decía mientras saltaba las baldozas oscuras y pisaba sólo las claras.

Se detuvo frente a la puerta de una tienda que parecía de mala muerte. Enrik padecía de gula. Quizás lo mejor sería intentar llenarle. Le señaló el cartel sobre la puerta de madera. Todo lo que pueda comer. Le sonrió, abriendo y entrando, llevando a Enrik de la mano tras de ella.

- Bien, ahora solo debes elegir qué comer

- ¡Quiero quiero quiero! - saltaba como un niño...no estaba decidido a pedir algo en particular...creía que probaría un poco de todo. Se inclinó hacia dentro del lugar para divisar los numerosos platos. La baba escurría bajo sus labios, tenía tanta hambre...sus ojos brillaban ante el aroma y la exquisitez que se veía en ellos a pesar de ser de un lugar común y corriente.


Cuándo fue la última vez que comiste...idiota...


Sonrió de medio lado con alegría.

Rió ante lo infantil que parecía. Un niño en cuerpo de grande. Adorable. Se acercó a él y le tomó de la mano. Se veía hambriento. Observó el menú. Ella no tenía muchas ansias de comer, pero... supuso que dejar a Enrik comiendo solo sería... algo maleducado. Le sonrió.

- ¿Qué comerás?

- Algo barato... - dijo un poco apenado, no quería admitir que no tenía dinero...sabía que Katty había invitado y no la haría gastar demasiado.

La miró fulminante. Señaló el enorme cartel de menú.

- Elige sin mirar el precio

- Um...está bien... - sus ojos subían y bajaban...en verdad había tantas cosas y tan deliciosas que no se podía inclinar a una...al fin encontró lo que buscaba.


- Milanesa a caballo con fritas... - dijo en voz baja, un pensamiento en realidad un poco fuerte.



- ¿Qué es? - aunque parecía tan conocedor, en realidad le había llamado la atención el nombre...se sonrojó un poco por su ignorancia. Sus pies zapateaban despacio contra un soporte de la silla en la que estaba sentado. Acomodaba la sal y la pimienta que ya estaban en la mesa para que todo fuera simétrico.

Dejó escapar una carcajada.

- Es una milanesa... con huevo frito encima... y papas fritas

Hacía señas con las manos.

Sonaba muy delicioso. Su rostró brilló como el de un niño que acababa de recibir lo que tanto había anhelado.


- Eso eso eso eso, onegaaaiii - se tironeaba de la manga de la ropa

Sonrió.

- Vale, eso para ti... Para mi, solo ñoquis

Sacó la lengua.

- ¿Segura que sólo eso...? suena a pequeño... - también desconocía ese plato...por lo que giró su mirada a un costado, escapando a la de Katty.

- Es pasta... No es poco, sirve para llenarme

Le sonrió.

- Pasta...quiero eso también - dijo con una sonrisa, tenía mucha hambre.


- ¿Se puede?

- Pues... si -le sonrió

- Um...creo que con lo primero sólo estaré bien... - dijo recordando que ella pagaría...


Vio un hombre había hecho ademán con la mano de tomar su orden, pero se quedó mudo, padeciendo de vergüenza absoluta. Señaló a Katty.

Observó al hombre. Un mesero. Le sonrió de medio lado.

- Una milanesa a caballo con papas fritas y dos platos de ñoquis

Ahora experimentó un sentimiento extraño y no paraba de mover el salero buscándole una nueva posición, sin encontrarla. Miraba al mantel, los vasos, la panera. Todo resultaba nuevo...pero sobre todo...lo estaba compartiendo con ella...y eso le significaba algo...aunque quizás no debería...no debería...

- Es divertido, ¿no? Salir a comer, ver lugares nuevos

Le sonrió. Lo veía preocupado. O extraño. Se preguntó si su presencia le molestaría. Si el hablerle hecho venir con ella a comer no habría sido un error. Quizás te quería lejos y solo aceptó por compromiso.

- Me la paso viendo lugares...en realidad...acepté porque...tenía hambre... - hizo una pausa y miró hacia abajo. Luego de cinco segundos miró de reojo a Katty. - Y porque quería venir contigo...

- Eso es bueno, por lo menos no siento que aceptaste por compromiso

Sonrió abiertamente, comenzando a jugar con la punta de una de las servilletas.

- ¿Por compromiso? ¿Quién haría eso? - preguntó frunciendo el seño y arqueando una ceja al mismo tiempo en gesto de duda. ¿Había gente tan mentirosa como para hacer eso? Claro que la había...y Enrik...las conocía...pero...se olvidaba de ellas...


Las olvidaba...

No lo sé... -le sonrió- ¿Sabes alemán?

Le daba vergüenza responder...era tan ignorante en algunos aspectos. Él quería saber todo, pero tenía un poco de dificultad para estas cosas.


- Um...no... - terminó por admitir.

- Ich liebe dich -le sonrió. Luego hizo un gesto para que guardara silencio- No preguntes

No preguntar, no preguntar, se repetía en sí mismo para no hacerlo...quería cumplir su única petición. Le entraba demasiada intriga, eso hacía que se pusiera un tanto nervioso. Comenzaba a mover las manos rápido moviendo los vasos, los cubiertos, los platos, el salero, la pimienta, todo lo que había. Se acomodaba el mantel de muchas formas.



- La comida no llegaaaaaa... - hizo quejas sosteniendo los cubiertos apuntando hacia arriba y golpeando la mesa con la parte baja de cada uno.