Gran Órgano

Cyrille sólo suspiró. En el fondo, odiaba a Katty por jugar con todos nosotros. Pero la seguía queriendo...

Y sabía que amaba a Enrik...y Enrik...hacía méritos para merecerla...

-¿Quieres aprender a tocar el piano...?- le dijo como quien dice que está lloviendo.

Sus ojos brillaron por dentro al oír su pregunta...pero mantenía la mirada tranquila para que él no lo notara.


- ¿Aprender...? ¿Me crees capaz de hacerlo...? - siempre le había gustado ese gran instrumento, capaz de componer grandiosas melodías él sólo. Pero nunca se creyó capaz de poder aprender...sólo miraba a los verdaderos pianistas y se sentía inútil.

-Si...cualquiera es capaz...- sonrió maquiavélicamente. -...con un poco de paciencia...-

Le hizo una seña con la cabeza para que se sentara a su lado.

Se sentó a su lado, guardando una distancia cercana al metro, apuntando de frente al gran órgano, con un ángulo perfecto de 90º. Miraba con vista analizadora cada tecla...cada octava...imaginaba las grandes partituras de los grandes. Su mente se mostraba nublosa ante éstas ideas, ya se confundía.

Analizó el comportamiento de Enrik. Era escrupulosamente correcto. Se preguntaba que clase de reacción tendría en el un par de notas que no hicieran armonía.

Cruzó sus pies desparramadamente para aterarlo y ladeó la cabeza. Se echó sobre sus propios hombres quedando con la espalda curva y sacó la lengua. DEMASIADO desorden.

-Sígueme...-

Cyrille comenzó a tocar lentamente y repetía las secuencias para que Enrik las siguiera.

Sintió un fuerte escalofrío recorrer desde su espalda, subiendo por la columna hasta la médula espinal, transmitiendo pulsos nerviosos a su ojo, lo que lo hizo parpadear en una especie de tic al ver tanto caos para él. Intentó seguir a Cyrille...al principio le costaba, luego veía que ya no le costaba tanto repetir el ritmo, aunque notaba que era una de las cosas más fáciles de tocar seguramente.

Cyrille le dió una golpe en la nuca.

-Concéntrate, no te dejes llevar por estupideces...- Cyrille se puso en perfecta posición. -El tocar el piano es más que una habilidad...no es sólo saber y aplicar...es...sentir...-

Las notas se volvieron un poco más complicadas y rápidas.

Enrik comenzó a transpirar debido a la dificultad de las notas. Se sentía un poco...presionado...pero intentaba no prestar atención a las cosas a su alrededor...intentaba no pensar que le picaba la nariz...o el ojo...intentaba no pensar que aquel sonido debía tener cierta intensidad que no estaba teniendo...intentaba no pensar que no estaba sentado en el medio del banquillo...intentaba no pensar que su mano derecha estaba más estirada que la izquierda.

Talento natural.

Eso podía describir de el chico. Tenía talento. Claramente, no tanto como Cyrille, algo que le subñia el ego, pero tenía talento.

Cyrille subió de intensidad gradualmente a ver como reaccionaba el chico.

La música tonaba un sonido más "aceptable" para lo que era su estabilidad mental. Notó que al tocar de manera más intensa, levantando bien las manos antes de presionar cada tecla, podía manejarlo con mejor precisión pero un poco menos de velocidad.

Pasaron los minutos, quizás horas. No se había dado cuenta.

Cyrille paró en seco y se levantó del asiento dirigiéndose lentamente hacia la puerta.

Dio una tonada fuera de armonía cuando Cyrille se detuvo.


Lo miró atentamente, se estaba yendo.



- ¿Debes hacer algo?

-Yo no...pero tú si...- Cyrille se amarró la gabardina.

Se dirigió a la puerta.

-Y por cierto...acabas de tocar 'Las Cuatro Estaciones' de Vivaldi casi a la perfección...-

Cyrille sonrió y salió por la puerta.

-Nos vemos mañana aquí mismo...- le gritó. No esperaba que le escuchara ni mucho menos.

Lo saludó con la mano y se puso a pensar...¿qué eran "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi?...pero...él tenía mucha memoria. Así que se dispuso a tocar una y otra vez aquella melodía que habían estado practicando. Hasta que le saliera a la perfección...quería corregir cada mínimo detalle.