Intentando relajarme.

- Vale, bien..Si eres una asesina..- sacó su pistola y se la dio, agarrando su mano, con el rifle hacia al cuello de Nero. - Disparame..

- No. No lo haré. - le dijo. - Y eso no prueba que sea una asesina o no, prueba que si me importas lo suficientemente ocmo para dejarte morir... - se detuvo un instante y pensó en lo que acababa de decir. ¿Realmente lo había dicho ella?

Esas palabras..afectaron un poco a Nero. Cogió un dedo de Cassandra y lo dejó en el gatillo. Hizo un poco de fuerza en el dedo de ella, para que disparase.

- Igualmente..Hazlo, ¿si?

- ¡No! - dijo, tomando la pistola & lanzándola lejos. - ¿Por qué iria a matar a la única persona que se ha preocupado por mí? - murmuró bajo.

En el momento que tiró la pistola, Nero se acercó mas a sus labios.

- ¿La única..? No me lo creo...Tú, eres la segunda persona que se preocupa por mí.

Se quedó callada, y, por alguna razón lo dejó acercarse.

Llevó su mano a la mejilla de ella, acariciandola.

Sintió que un calor de apoderaba de sus mejillas. ¿Cómo le llamaban a eso? ¿Sonrojo? Mmm... quizá. Pero no, definitivamente ella no estaba así.

¿Qué debería hacer Nero? No lo sabía..nunca ha besado a nadie. Rozó los labios de Cassandra, sonriendo.

Sintió los labios se él rozar los suyos, y por ese momento, no se acordó de lo misántropa que era, que no le gustaba que la tocaran, que era una asesina... se olvidó de todo.

Junto los labios suyos con los de ella..Eran..blandos, se sentía bien.

Lo besó suavemente.

Se separó, sonriendo.

-¿Tú tambien me amas?

Miró hacia los lados. La verdad era que no lo sabía. Era un sentimiento extraño, pero... ¿amor? Nah. Muy improbable para un ser como ella. Y, pensándolo bien, ¿por qué habría d ecreerle a alguien que la acababa de conocer? Su desconfianza volvía a crecer.

- No lo sé... Creo que no. - le dijo.- Besarte fue... un impulso.

Al oír eso, a Nero le hundió la tristeza...Estaba...¿triste? No podía hacer nada, ni moverse, ni decir nada. Bajó la mirada, tapándole los ojos. De Nero caía una lágrima.

Lágrimas... No, no lo podía soportar. No... Le recordaban mucho cuando tuvo que matar a esos niños... Gritaban. No le gustaba que gritaran. Y los mató. Y esas lágrimas... le hacían recordar tanto a las de su madre, y a las de los otros niños. No le gustaba. La estremecían... Las odiaba.

Aprovechó el leve momento de debilidad y se salió de debajo de él. Se puso de pie y comenzóa caminar con intención de irse.

¿Qué debería hacer? ..No lo sabía. Se levantó y la miro. Suspiró y se puso delante de ella.

- ¿Respondiste al beso por pena, impulso? ¿Qué exactamente..?

- La situación lo ameritaba. Estabas encima mío, en un bosque... - se encogió de hombros. - No lo pensé mucho. Fue algo que quise hacer y ya. - se calló un segundo y pensó en la frialdad de sus palabras. Se mordió el labio inferior. Quizá si fuera un poco más... ¿cómo le dicen? Ah sí. Dulce. - En parte eres lindo... - sonrió, intentando "mejorar" la situación. Se acercó y le dio un rápido beso en los labios, y se separó. Quizá las cosas mejorarían así... En cuestiones sentimentales, ella era una nulidad. Total, ella creía que era incapaz de sentir algo por alguien.

Los chicos con los que solía andar por la Zona Roja nunca hablaban de amor. Nunca hablaban de cosas sentimentales. La agarraban, la besaban si ella se los permitía -sólo a veces, dependiendo de qué tan lindo era-, y punto. Nada más. "Amor" no era algo que solía oír. Y el amor a un ser tan extraño, psicópata y "malo" como la calificaban le parecía irracional.

Sin decir nada, se dio la vuelta y empezó a caminar.

Suspiró cansada. ¿Era su idea o siempre arruinaba todo? Bueh, qué se le iba a hacer... Así era ella. Ahora más que nunca estaba segura que esas cosas de amoríos ¡no eran para ella!

Se sentó bajo un árbol, y continuó mirando a las ardillas.

Nero giro su ojo de reojo, viéndola. Suspiró y se acercó a ella, mirando donde ella miraba: las ardillas.

Lo vio detenerse. Ahora sí resultaba extraño. Quizá era un ladrón, un secuestrador, un violador... alguien. Alguien extraño con la mente loca & perturbada como para seguirla.

- Dime la verdad, ¿qué quieres de mí? ¿Robarme, asaltarme, violarme, secuestrame? ¿Qué, exactamente? - preguntó.

- Pero... ¿por qué alguien como yo? ¿Cómo puedes decir eso si apenas nos conocemos?...